Publicado por Pilar Forte, nutricionista en Keval+
El papel que ejerce la alimentación en la prevención del acné ha sido y es un tema muy estudiado por la comunidad científica, ya que esta afectación dermatológica afecta a un gran porcentaje de la población. Es un problema que además de ser molesto, es antiestético y se relaciona con una notable baja autoestima de quien lo padece.
El acné es un trastorno que ya no solo ocurre en la etapa de la adolescencia debido a los cambios hormonales, sino que cada vez más se puede observar en población adulta, tanto en hombres como mujeres. En la sociedad occidental, actualmente acerca de un 80% de la población adolescente sufre de este trastorno dermatológico, a partir de los 25 años lo padece en torno al 50% de la población y entre un 12 y 3% de hombres y mujeres lo mantendrá en la vida adulta.
Existen diferentes tratamientos en función de la causa que produce el acné y su gravedad, desde algo tan simple como tener una buena rutina diaria de higiene facial para cuidar la piel, hasta la prescripción de un tratamiento farmacológico para revertir el problema. Averiguar el origen que produce el acné es la clave para enfocar bien el tratamiento a seguir, de todos modos podemos actuar previamente y prevenirlo teniendo en cuenta ciertos alimentos que influyen en el buen estado de la piel.
En este artículo trataré acerca de aquellos alimentos que suponen un beneficio para la salud de la piel y por lo tanto, ayudan a prevenir esta afectación dermatológica.
¿Por qué es importante conocer estos alimentos?
El origen de esta condición dermatológica es diverso, está influenciado por factores genéticos, ambientales, hormonales y algunos artículos sitúan la dieta como un factor relevante en el desarrollo del acné. De hecho, se puede observar cómo la incidencia de acné difiere bastante en la población no occidentalizada, lo cual ha llevado a situar la dieta occidental moderna rica en alimentos de alta carga glucémica y calórica, lácteos desnatados, carnes procesadas y grasas industriales como un posible factor agravante del acné. Pese a que los estudios científicos siguen siendo contradictorios, conviene tener en cuenta reducir o eliminar este tipo de alimentos ya que ciertas personas sí que desarrollan una sensibilidad específica a ellos y pueden empeorar su acné.
Por otra parte, en los últimos años se ha investigado acerca del papel de la microbiota intestinal en la salud dérmica y no cabe duda de lo que comemos afecta a nuestras bacterias de un modo directo, incluidas las de la piel. Aunque todavía queda mucho por investigar, un intestino dañado y una microbiota alterada agrava procesos inflamatorios que influirían en problemas cutáneos como el acné, la rosácea o la dermatitis atópica.
Dieta anti acné: 7 Alimentos para prevenir el acné
En cuanto a los alimentos que mejoran el estado de la piel encontramos diversos según su modo de actuación:
1. Alimentos antiinflamatorios: ácidos grasos poliinsaturados omega-3/omega-6
El acné al fin y al cabo se trata de un proceso inflamatorio, por lo que alimentos que contribuyan a calmar la inflamación aliviará los síntomas. La dieta occidental proporciona una alta cantidad de ácidos grasos omega-6 frente a los omega-3. Este desequilibrio genera una mayor producción de moléculas inflamatorias (prostaglandinas E2 y leucotrienos B4) que influyen en la producción de sebo en la glándula sebácea y, con ello, la exacerbación del acné.
El equilibrio entre ácidos grasos omega-6 y omega-3 (relación 2:1) es importante, por lo que si consumimos un alto porcentaje de omega-6 (aceites vegetales de semillas refinados, carne roja, alimentos precocinados, bollería, etc. ) no obtendremos los beneficios del omega-3. Las grasas del tipo omega-6 son necesarias en su justa medida, pero también son precursoras de moléculas proinflamatorias que agravarían la condición del acné. Por otro lado, el pescado azul (anchoas, atún, salmón, caballa, sardinas…), las nueces, las semillas de lino y chía son alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 como el EPA y DHA, el tipo de ácidos grasos con efectos antiinflamatorios ya ampliamente demostrados.
En estudios recientes se ha encontrado que los pacientes que sufrían de acné tenían concentraciones séricas de EPA más bajas y tras una administración de un suplemento de 1 a 2 gramos de EPA y DHA se observó una disminución de las lesiones del acné.
2. Alimentos de bajo índice glucémico
Los alimentos de alto índice glucémico provocan una mayor secreción de insulina en sangre, esto a su vez produce el aumento del factor de crecimiento insulínico IGF-1 que se relaciona con la exacerbación de la inflamación y el aumento de sebo del folículo piloso. Por ello, buscar alimentos que no generen ese impacto en los niveles de insulina va a ser beneficioso, como aquellos ricos en fibra que produzcan una liberación más prolongada de la glucosa en sangre, y por ende, no necesiten de tanta liberación de insulina en poco tiempo. Se trata de alimentos como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos con piel, todos ellos presentes en la dieta mediterránea.
Además, la fibra ayuda a eliminar toxinas del organismo y no debemos olvidar que la piel es un medio por el cual también las eliminamos a través del sudor y el sebo.
3. Agua
Algo tan básico como ingerir suficiente agua, alrededor de 2 litros al día, nos ayudaría a la hora de eliminar toxinas del organismo y mantener la piel hidratada.
4. Alimentos ricos en vitamina A
Conocemos la vitamina A o retinol por sus efectos en la formación y el mantenimiento de la piel, la visión y diferentes mucosas y tejidos del organismo. El papel de la vitamina A y sus derivados también incluye la reducción de la producción de sebo, factor principal de la patología del acné, por ello numerosos tratamientos tópicos para tratarlo contienen derivados de esta vitamina. Podemos encontrarla en alimentos como zanahorias, batata, aceite de hígado de pescado, pimiento rojo, huevos, espinacas o mantequilla. Se ha propuesto una deficiencia de esta vitamina como factor implicado en el desarrollo del acné, no obstante, la evidencia disponible hasta ahora se trata de estudios realizados en animales o in vitro.
5. Alimentos ricos en zinc
Se trata de un mineral que, además de otras funciones, ejerce un papel importante en la división y crecimiento de las células necesarias para mantener la piel sana. Asimismo, el zinc ayuda eliminando las bacterias que ocasionan el acné, reducen la inflamación localizada en el poro obstruido e interviene en el metabolismo de las hormonas que favorecen el acné (bloquea la dihidrotestosterona). Encontramos zinc en alimentos como carne roja, soja, ostras, salvado de trigo, mariscos, huevos, piñones, semillas de girasol y calabaza o legumbres.
Los estudios acerca de el tratamiento del acné mediante suplementación con zinc son de evidencia limitada, pero si con la alimentación diaria no llegamos a las recomendaciones diarias de zinc (1,3 y 4,6 mg/día), se trata de un suplemento económico y seguro que puede ejercer un papel coadyuvante en el tratamiento convencional del acné. Aportar 30 mg de zinc al día después de las comidas es una buena alternativa.
6. Alimentos ricos en polifenoles: Resveratrol
Los polifenoles son sustancias antioxidantes que encontramos en gran cantidad en las frutas y verduras (en particular frutos rojos, brócoli, hierbas y especias como el perejil o el té verde). Se caracterizan por reducir la producción de radicales libres que fomentan el envejecimiento de la piel, por lo que cuanto más antioxidantes consumamos, mayor será la protección frente al estrés oxidativo que provocan los radicales libres. En el caso del acné, el resveratrol es un polifenol presente en la piel de la uva negra considerado como ayudante en el tratamiento del acné por su efecto bactericida.
7. Regaliz
Se ha demostrado que la planta de regaliz tiene efectos de descenso de los niveles de testosterona en la sangre y contiene fitoestrógenos que bloquean la acción de los andrógenos. Esto ayudaría de forma colateral en el acné producido por una elevación de testosterona, algo muy común en el síndrome de ovario poliquístico (SOP). Así que si padeces de SOP y sufres hiperandrogenismo, la infusión de regaliz puede ser un complemento interesante al tratamiento de base.
Conclusión
A pesar de que la relación entre acné y dieta es un campo en el que todavía hay que profundizar más e investigar a fondo, hay evidencias científicas que muestran la implicación de determinados alimentos en la mejoría del acné, sobre todo controlar el índice glucémico de la dieta y la ingesta de una alimentación de tipo antiinflamatoria y rica en antioxidantes.
Es imprescindible acudir a un profesional de este campo para que valore cada caso en particular y establezca el tratamiento adecuado. No obstante, revisar nuestros hábitos de higiene facial y realizar los cambios nutricionales bajo supervisión de un nutricionista es un aspecto relevante a tener en cuenta en la patología del acné.
Referencias bibliográficas
Ariel E. Eber et al. El papel del zinc en el tratamiento del acné: una revisión de la literatura. Dermatologic Therapy. 2017;e12576.
Arias-Gómez MI, Chías-Rubí AE, Adame-Miranda GJ. La importancia de la dieta en el acné. Dermatol Rev Mex. 2019;63(Supl. 1):S3-S17.
Escoda N. Importancia de la nutrición en la salud y en la belleza de la piel. Universidad Autónoma de Barcelona. Máster en Medicina Cosmética y del Envejecimiento. 2008
Grimalt R. Acné. Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/acne.pdf
Honeyman J. Nutrición y Piel. México
Guerra A. Mitos en acné. Ed. Mayo. 2009. Disponible en: http://www.mujeresdermatologas.com/userfiles/file/MITOS_EN_ACNE.pdf
Sánchez A. ¿Hay alimentos que producen granos? Relación entre la dieta y el acné. Disponible: https://www.midietacojea.com/2013/10/02/hay-alimentos-que-producen-granos-relacion-entre-la-dieta-y-el-acne/
Elsa H, Spencer PhD, Esperanza R, Ferdowsian MD, MPH, Neal D, Barnard MD. Dieta y acné: una revisión de la evidencia. 2009. Disponible en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-4632.2009.04002.x/full
Briden L. Cómo mejorar tu ciclo menstrual: tratamiento para mejorar las hormonas y la menstruación. 2nd ed. 2019.