En la actualidad existen numerosos estudios científicos sobre el análisis de nuestra microbiota intestinal en relación a la salud integral, ya que influye no sólo en el tránsito intestinal, sino que tiene un vínculo directo con el sistema inmune, nervioso, endocrino, etc. La microbiota puede sufrir diversas alteraciones que afecten a su diversidad (cantidad y tipo de microorganismos que la componen).
En sujetos sanos la superficie epitelial del intestino delgado no es colonizada. A veces, pequeños grupos de bacterias pueden encontrarse a nivel del lumen intestinal. Cuando por diversas circunstancias este número de bacterias aumentan en exceso, darán lugar a una patología llamada SIBO o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. Es un síndrome muy frecuente en el consultorio, la cual tiene una afección psicológica muy marcada en los pacientes, ya que cursa con diversos síntomas, no se realiza un diagnóstico oportuno y su tratamiento puede conllevar un largo proceso.
Se estima que hasta un 35% de la población general puede padecer sobrecrecimiento bacteriano, pudiendo aumentar la prevalencia hasta el 80-90% en pacientes con Síndrome del Intestino Irritable o con Síndrome de la Fatiga Crónica.
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El SIBO se produce cuando microorganismos del colon (en cantidad determinada) se desplazan hacia el intestino delgado, es decir, se desarrolla SIBO cuando se alteran los mecanismos homeostáticos normales que controlan las poblaciones de bacterias. Los dos procesos que predisponen más comúnmente al crecimiento excesivo de bacterias son la secreción disminuida de ácido gástrico y la dismotilidad del intestino delgado. Las alteraciones en la función inmunológica intestinal y las anomalías anatómicas del tracto gastrointestinal también aumentan la probabilidad de desarrollar SIBO.
En el siguiente artículo describiré los conocimientos que existen hasta el momento a partir de información extraída de artículos científicos y de la práctica clínica según mi experiencia.
SIBO: ¿Qué es?
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, siglas en inglés), se define como una afección determinada por un número anormal y excesivo de bacterias en el intestino delgado, generalmente asociado con diversos síntomas que se superponen y varían en frecuencia, duración y gravedad:
- Distensión abdominal/molestias abdominales
- Gases.
- Diarrea/estreñimiento.
- Eructos/náuseas.
- Mala absorción de nutrientes (con pérdida de peso).
- Otros síntomas no digestivos: mareos, confusión mental, picores, dolores de cabeza y musculares, fatiga, alteración del estado anímico.
Por otro lado, el SIBO suele provocar una serie de intolerancias alimentarias, como intolerancia a la fructosa, al sorbitol, a la lactosa, o en general a los FODMAPs (Fermentable Oligosacáridos Disacáridos Monosacáridos y Polioles). También intolerancia a la histamina o a los oxalatos. Pero las intolerancias desarrolladas son muy individuales y hay que valorar en cada caso de forma particular.
Clasificación o clases de SIBO:
- Hidrógeno: se produce cuando hay proliferación excesiva de bacterias, con tendencia a diarreas, hinchazón abdominal post-pandrial inmediata (luego de comer), y a la delgadez.
- Metano: sobrecrecimiento de archeas metanógenas, se caracterizan por vivir en medios estrictamente anaerobios y obtener la energía mediante la producción de metano. Los síntomas asociados son estreñimiento, gases con olor fuerte, hinchazón más tardío al comer.
- Sulfuro de hidrógeno: Este tipo de SIBO aún está en líneas de investigación, todavía no existe un análisis directo para determinarlo. Se trata de bacterias que forman grandes cantidades de un gas muy maloliente e inflamatorio (el sulfuro de hidrógeno).
¿Cómo se diagnostica el SIBO?
El estándar de oro para un diagnóstico de SIBO es la presencia de ≥103 unidades formadoras de colonias por mililitro (UFC/mL) de aspirado yeyunal por cultivo. Sin embargo, la aspiración es invasiva y costosa y requiere un gastroenterólogo experto. Además, pueden existir errores de muestreo dado que sólo se puede aspirar un pequeño segmento del intestino delgado, dejando el resto sin explorar.
Actualmente lo más utilizado es una prueba de aliento para evaluar el crecimiento excesivo de microbios en el intestino. El test de hidrógeno (H2) y el test de metano (CH4), los cuales son gases producidos exclusivamente por el metabolismo microbiano y se exhalan en la respiración. Dos de los sustratos de carbohidratos más comunes utilizados para la prueba del aliento son la glucosa y la lactulosa. Actualmente no hay consenso sobre el uso de lactulosa o glucosa en las pruebas de aliento. La prueba de aliento con lactulosa está limitada por sus posibles tasas de falsos positivos en pacientes con alta motilidad, y es posible que la prueba de aliento con glucosa no detecte adecuadamente SIBO en el intestino distal, ya que se absorbe fácilmente en el intestino delgado proximal. Se necesitan más estudios de validación para la estandarización.
Es muy importante destacar que para el tratamiento adecuado de una persona con múltiples síntomas, independientemente de las pruebas complementarias que se realicen, no se utilicen como única base para su diagnóstico y posterior tratamiento. Es fundamental hacer un abordaje integral de la persona, evaluando su contexto, todo los síntomas y su estado pasado y actual de salud.
¿Por qué aparece el SIBO?
Existen diversas causas que pueden conducir a la proliferación patológica de microorganismos en el intestino delgado. A nivel intestinal se van a producir dos tipos de lesiones: deterioro progresivo de la microvellosidades y rotura de las uniones de los enterocitos.
Causas y factores de riesgo del SIBO:
- Dismotilidad intestinal
- Falta de actividad física/sedentarismo
- Edad avanzada
- Patologías como: diabetes, obesidad, hipertensión, celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, hipotiroidismo, enfermedades degenerativas como esclerosis múltiple, etc.
- Estreñimiento
- Dietas pobres en fibra
- Alteraciones anatómicas:
Alteraciones en la válvula ileocecal: Cuando la válvula que separa el intestino grueso del intestino delgado queda abierta. Causas:
- Cirugías intestinales.
- Síndrome del intestino corto que curse con ausencia de esta válvula.
- Enfermedades Inflamatorias Intestinales (Crohn, Colitis Ulcerosa)
- Estrés.
Síndrome del asa ciega: Cuando parte del intestino delgado crea una especie de bolsa donde se almacenan los alimentos siendo un ambiente ideal para que proliferen las bacterias (caldo de cultivo). Puede producirse por:
- Cirugías (By-Pass gástrico, gastrectomía, etc.).
- Diverticulosis.
- Radioterapia.
- Adherencias intestinales
- Fístulas.
- Etc.
- Alteración en el complejo motor migratorio (CMM): el CMM es el conjunto de movimientos de limpieza y vaciado que ocurren en el estómago y el intestino delgado cuando no estamos comiendo. Su función es mantener la luz del intestino delgado despejada de residuos, bacterias, etc. procedentes de los alimentos, disminuyendo así el riesgo de sobrecrecimiento. Estos movimientos ocurren de forma cíclica cada 90 -120 minutos. La activación depende de cada persona, pero por lo general se produce a las 2-3 hs de comer. Durante su actividad, se produce un aumento de la secreción gástrica, biliar y pancreática para ayudar a una mayor digestión y disminuir la acumulación de bacterias en los segmentos proximales del tracto digestivo.
- Otras causas:
- Alteraciones de PH, por disminución o falta de ácido clorhídrico (hipoclorhidria/aclorhidria), o uso excesivo de inhibidores de bomba de protones, etc.
- Deficiencia de enzimas digestivas o bilis.
- Infección por Helicobacter Pylori.
¿Cómo debe abordarse el SIBO? ¿Antibióticos o Herbáceos?
Existen muchas controversias en cómo abordar el SIBO. ¿El tratamiento más efectivo para el SIBO? Desde mi perspectiva y experiencia, creo que es necesario una evaluación excautiva de los síntomas del paciente, tener en cuenta su contexto, tratamientos anteriores, patologías asociadas, e individualizar su tratamiento, realizando una evaluación y control de sensaciones y síntomas, para poder acompañar a la persona, y hacer los cambios que sean necesarios. El tratamiento del SIBO debe ir más allá del enfoque clásico de “mato un conjunto de microorganismos”. Para que tengamos éxito, deberemos abordar la causa que lo origina o el factor que predisponga a padecerlo.
Generalmente se utilizan antibióticos de amplio espectro entre 7 y 14 días para corregir el sobrecrecimiento. Muchas veces son necesarios varios ciclos de tratamiento por lo que es recomendable usarlos a dosis mínimas efectivas y hacer rotación de fármacos para disminuir las posibilidades de resistencia.
Por otro lado, también existe otro tipo de tratamiento, con herbáceos, los cuales son especies botánicas con acción bacteriostática, antifúngica o antiviral. Existen diversas maneras de utilizar los herbáceos, solos o de forma combinada. Algunos de ellos son: aceite de orégano y de tomillo, berberina, ajenjo, canela, neem, etc.
Aunque los tratamientos suelen ser efectivos, diversos estudios muestran que al menos entre el 40-50% de los pacientes recaen al cabo de 9-12 meses. Se considera que este alto índice de recaídas tiene que ver con el hecho de que no basta con erradicar el sobrecrecimiento, hay que hallar la causa y solucionarla.
Por otro lado, se está estudiando el uso de determinados agentes para poder ayudar al manejo y complemento del tratamiento, siempre evaluando el momento adecuado para introducirlo, según los avances del paciente:
- Agentes procinéticos farmacológicos o botánicos que mejorarían la motilidad y podrían mejorar la eliminación de bacterias.
- Enzimas digestivas, en el caso de que haya dispepsia, malas asimilación o absorción de nutrientes
- Nutrientes específicos como vitaminas y minerales que se encuentren en déficit.
- Probióticos para restablecer el equilibrio de la microbiota.
Alimentación y SIBO
En casos específicos se utiliza una dieta elemental, que contiene micronutrientes pre-digeridos que se absorben principalmente en el intestino delgado proximal, lo que limita el suministro de nutrientes a las bacterias en la porción distal del intestino delgado.
Muchas veces se aplica una dieta baja en FODMAPs, la cual se caracteriza por eliminar o disminuir el consumo de carbohidratos de rápida fermentación para reducir el alimento de las bacterias presentes en el intestino delgado. Se realiza por 2 -3 semanas, evaluando síntomas y progresión del paciente, realizando prueba de tolerancia a los alimentos, e ir aumentando progresivamente la ingesta. Es importante tener en cuenta que la dieta baja en FODMAPs es una estrategia nutricional, que no se aplica en todos los casos y que debe estar supervisada por un nutricionista, ya que con esta dieta no estamos erradicando las bacterias, sino disminuyendo su actividad.
Conclusión
El SIBO es una patología intestinal compleja que comprende múltiple sintomatología y afecta a nivel físico y psicológico a las personas, y es fundamental un buen diagnóstico diferencial para realizar un tratamiento eficiente y evitar las recidivas.
El abordaje del SIBO está en continua evaluación y estudio, lo cual abre puertas a nuevas perspectivas de tratamiento.
La suplementación o pautas establecidas deben ser supervisadas y evaluadas por un profesional de la salud idóneo, los tratamientos no son estándares, sino que deben ser individualizados.
Te recomiendo espaciar las comidas para facilitar el trabajo del MMC. Intenta dejar siempre un espacio de al menos cuatro/cinco horas entre comidas, evita los picoteos y permite un reposo digestivo de al menos 12-13 horas.
Recuerda y no olvides: escucha las señales que te da tu cuerpo, intenta conectar contigo (respiraciones y meditaciones) y realizar una consulta con un profesional de la salud que pueda acompañarte en tu proceso de sanación.
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